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Hacia una Teoría de la conciencia desde la complejidad

Hacia una Teoría de la conciencia desde la complejidad

¿Cómo y dónde se crea nuestra percepción de las cosas, cómo generamos significado del mundo que nos rodea o de nosotros mismos? La llamada «Teoría Integrada de la Información» (TII) propone que podemos ser conscientes gracias a que la información que poseemos está altamente integrada y postula que «la cantidad de información integrada que una entidad posee se corresponde con su nivel de conciencia». Aunque la TII es una teoría aún poco desarrollada, constituye una versión científica del panpsiquismo, la antigua y difundida creencia de que toda la materia, animada o inanimada, es consciente en alguna medida. Por Enrique Rubio.

Hacia una Teoría de la conciencia desde la complejidad

Sin pretenderlo directamente, he podido conocer en la revista Scientific American, el artículo «A Complex Theory of Consciousness» que, aunque un poco antiguo (Agosto de 2009), me ha seducido.

Por una parte, el título del artículo (que relaciona «conciencia», «complejidad» y «teoría»), me ha llamado poderosamente la atención. Por otra parte, estoy muy interesado en conocer cómo y dónde se crea nuestra percepción de las cosas, cómo generamos significado del mundo que nos rodea, de nosotros mismos; de qué depende… Por todo ello, he leido con cierta atención el artículo citado, escrito por Giulio Tononi de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos. De él, he extraído este resumen y estas conclusiones.

1.- Contextualización: Una abeja revoloteando alrededor de una flor ¿tiene sentimientos? ¿es consciente? Un recién nacido que cae profundamente dormido después de comer, ¿los tiene? Realmente no sabemos cuál de estos organismos es o no es consciente. El solo tratamiento de la cuestión se ve acompañado de una fuerte carga sentimental moldeada por la tradición, la religión y la ley. Pero «no tenemos ningún método objetivo y racional, un procedimiento paso a paso, para determinar si un determinado organismo ( grande o pequeño) tiene estados subjetivos, tiene sentimientos».

2.- Planteamiento del problema relativo a la conciencia: No se dispone de un marco formal de trabajo para la conciencia, a pesar de que es el único medio del que disponemos para conocer o generar significado del mundo que nos rodea, tanto interior como exterior. «No existe acuerdo acerca de qué es, cómo se relaciona con la materia altamente organizada, o cuál es su papel en la vida. No obstante, podría empezar a cambiar esta situación».

3.- La lengua franca universal de nuestra época es la información (Internet, computadoras)

Estamos acostumbrados a la idea de que todo -desde los precios de las acciones y los bonos hasta libros, fotografías, películas, música e incluso nuestra constitución genética- se puede transformar en flujos o ristras de datos binarios, ceros y unos. Estos bits son los átomos elementales de información que se transmiten a través de redes (en particular Internet), que se almacenan, reproducen, copian y ensamblan en gigantescos repositorios de conocimiento.

La información no depende del sustrato, del soporte. La misma información se puede representar como líneas o trazos sobre papel, como cargas eléctricas dentro de los circuitos de memoria de un PC o como la fuerza de las conexiones sinápticas entre células nerviosas.

Desde los primeros días de la computación, los expertos han argumentado que «los estados subjetivos que conforman la vida de la mente, están íntimamente ligados a la información expresada en ese momento por el cerebro».

4.- Propuesta de una «Teoría Integrada de la Información (TII)»

La TII se basa en dos axiomas o pilares:

1.- Los estados conscientes son altamente diferenciados; siendo muy ricos desde el punto de vista informacional. Podemos ser conscientes de un número incalculable de cosas, escenas y vivencias acaecidas a lo largo de toda nuestra vida. Cada instantánea, cada vista, es una percepción consciente específica, con gran riqueza de matices y detalles.

2.- Dicha información está altamente integrada. No importa que lo intentemos, no podemos forzarnos a ver un mundo en blanco y negro ni podemos «ver» exclusivamente con uno de los dos hemisferios cerebrales. Toda información de la que somos consciente está representada total y completamente en nuestra mente y no puede subdividirse.

Bajo esta unidad de la conciencia, subyace una multitud de interacciones causales entre las partes relevantes de nuestro cerebro.

Para ser conscientes, pues, necesitamos ser una entidad única e integrada, con un gran repertorio de estados altamente diferenciados. Mi ordenador con una gran memoria en disco (megas o terabytes), muestra información no integrada. Por ejemplo, mis fotografias familiares no están enlazadas unas con otras. El ordenador no sabe que la persona presente en una serie de fotos es mi esposa en distintas épocas de su vida. Para el ordenador, toda la información carece de significado, se trata simplemente de un amplio y aleatorio tapiz de ceros y unos. Por nuestra parte, extraemos significado de dichas imágenes debido a que nuestras memorias están hiperconetadas, de tal modo que cuanto mas interconectadas estén, mas significativas se convierten.

La Teoría TII postula que «la cantidad de información integrada que una entidad posee se corresponde con su nivel de conciencia». Estas ideas pueden ser expresadas en un lenguaje matemático usando nociones de la teoría de la información, tales como la entropía.

Dado un cerebro particular, con sus neuronas y axones, dendritas y sinapsis, podemos, en principio, calcular con seguridad la extensión a la cuál su cerebro está integrado. A partir de dichos cálculos, la teoría deduce un número «Φ», que denota el tamaño o nivel del repertorio consciente, asociado con una red de partes, o nodos, causalmente interactuantes. Pensemos en «Φ» como la sinergia del sistema. Cuanto mas integrado sea el sistema, mayor sinergia posee, más consciente es.

5.- Naturaleza universal de la conciencia

Una consecuencia de la TII es que «todos los sistemas que están suficientemente integrados y diferenciados presentarán un mínimo de conciencia asociada a los mismos»: no sólo nuestros queridos perros y gatos, sino también los ratones, calamarers, abejas y gusanos.

Al menos en principio, las increíblemente complejas interacciones moleculares en el interior de una célula, presentan un número «Φ» distinto de cero. En el límite, un único ion de hidrógeno, un protón formado por tres quarks, tendrán una cantidad de sinergia, es decir de»Φ».

En este sentido, TII es una versión científica del panpsiquismo, la antigua y ampliamente difundida creencia de que toda la materia, todas las cosas, animadas o no, son conscientes en alguna medida. La teoría no discrimina entre los cerebros blandos dentro de los cráneos y los circuitos de silicio recubiertos de titanio.

Suponiendo que las relaciones causales entre transistores y elementos de memoria sean lo suficientemente complejas, los miles de millones de ordenadores en Internet podrán tendrán un número «Φ» distinto de cero. El tamaño de «Φ», incluso podría llegar a ser un punto de referencia para la inteligencia de una máquina.

6.- Retos futuros

TII esta en su infancia respecto al desarrollo completo de una teoría. Las principales cuestiones a resolver son: ¿por qué debería la selección natural evolucionar hacia criaturas con un alto «Φ»? ¿Qué beneficio para la supervivencia del organismo se asocia con la conciencia? Una respuesta puede ser que… la inteligencia (la capacidad para evaluar situaciones jamás encontradas con antelación, así como para proporcionar rápídamente una respuesta apropiada), requiere información integrada.

Una segunda cuestión…el número «Φ» es muy difícil de calcular incluso para sistemas muy pequeños. ¿Podemos encontrar otros algoritmos que faciliten el cálculo de «Φ»?

Otra cuestión…¿por qué tenemos tanta capacidad de proceso cerebral y, sin embargo, tan frecuentemente nuestros comportamientos diarios son inconscientes? ¿Las redes neuronales que median estos comportamientos inconscientes, tienen un menor nº Φ , que las que dan lugar a la conciencia?

La TII de la conciencia puede ser completamente equivocada, pero nos desafía a pensar profundamente acerca del problema mente-cuerpo de una manera novedosa, rigurosa y matemática, y con una mentalidad empírica. Para finalizar el artículo mencionado concluye diciendo que… si la ecuación de Tononi para «Φ» sirviera para sondear lo hasta ahora inefable (incapaz de explicarse con palabras) -la propia conciencia-, sería la confirmación de la antigua creencia pitagórica de que “el número es el gobernante de las formas y las ideas y la causa de los dioses y los demonios.”

Resulta interesante, también, revisar los 43 comentarios que acompañan al artículo. Interesante asimismo, en mi caso, tratar de profundizar y validar la información proporcionada. En cualquier caso, y desde una perspectiva sistémica de integración o convergencia de las diferentes disciplinas, es sumamente interesante conocer los avances de la Neurociencia, con la consiguiente necesidad de asimilar conceptos propios de la misma.

Artículo publicado originalmente en el Blog de Enrique Rubio. Se reproduce con autorización. Enrique Rubio es también editor (curador de contenidos) de La brecha de la complejidad.

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