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La serie «El Ministerio del tiempo» tiene más de fantasía histórica que de ciencia ficción

Los viajes en el tiempo han sido un anhelo constante del ser humano, por lo que es un tema con mucho tirón en la ficción universal, como ha demostrado el impacto de la serie “El Ministerio del tiempo”. Asimismo, estos viajes también suscitan numerosas cuestiones científicas. Por ello hemos reunido a Javier Olivares, productor de dicha serie, y a Ana Alonso, doctoranda en ciencias físicas y especializada en Cosmología Cuántica. Ambos han dialogado sobre las teorías científicas en torno al salto temporal.

La serie “El Ministerio del tiempo” ha sido la gran sorpresa de la temporada: ha cosechado unos ratios de audiencia en métodos de visionado tradicional (emisión en tv) muy respetables para asegurar su permanencia en parrilla una temporada más, y un impresionante seguimiento en nuevas plataformas digitales “más de 1 millón de visionados por capítulo en la web”, además de su sonada acogida en las redes sociales (33.000 seguidores en Twitter, similar en Facebook).

El interés despertado por la serie abarca también al ámbito científico, aunque su creador se justifica: «el género tiene más de fantasía histórica que de ciencia ficción», mientras comenta que muchos fans le han llamado la atención por no tener una base científica sustentada y por dar lugar a ciertas incongruencias. «En ciencia ficción cuanto más describes, más se te ve el cartón», señala Olivares.

Ante esto, Ana Alonso afirma que «físcamente no se puede viajar en el tiempo, pero matemáticamente existe la estructura para que ocurra». Lo dice basándose en lo sostenido por la Teoría de la Relatividad General, que es la que define la relación entre el espacio y el tiempo. Otra de las teorías científicas que avalan la posibilidad de viajar en el tiempo es la Interpretación de los muchos mundos de Everet, añade Alonso.

Como anécdota, Javier Olivares comenta que un seguidor de la serie le sugirió que, técnicamente, la ropa de los personajes no sería capaz de soportar un salto en el tiempo, por lo cual los agentes del Ministerio deberían salir desnudos de las puertas.  Ana Alonso añade que la estructura representada por las puertas sería tan inestable que una simple vibración en el momento de atravesarlas, las haría reventar en pedazos. Pero esto no preocupa al guionista, que recalca: «en la serie nos interesa más el contraste humano, el juego de emociones, que las paradojas temporales».

Teoría y ficción coinciden en que es posible viajar al pasado, pero no al futuro, pues como dice Ana «al futuro ya viajamos todos los días», lo que congratula a Javier, pues «ese es el espíritu de la serie»:  si viajas al futuro «te corresponde a ti escribir (construir) la Historia con mayúsculas». Y añade: “el lema de la serie era ¿por qué hacer una serie de época, pudiendo hacer una serie de todas las épocas?”.

Antes de terminar, Javier Olivares anunció que, en la próxima temporada, los agentes viajarán tanto a momentos de la historia relacionados con personajes históricos concretos, como a épocas sin ninguna relevancia histórica fuera de la vida de los protagonistas.

RedacciónT21

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