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Las tendencias políticas tienen una base biológica

Las tendencias políticas tienen una base biológica

Un estudio realizado por científicos norteamericanos con 46 individuos de fuertes convicciones políticas de diversa índole ha puesto de manifiesto que aquellas personas cuya fisiología responde más intensamente a las amenazas son más conservadoras, con actitudes políticas tendentes a la protección del Estado, a la defensa de la pena de muerte o directamente antipacifistas. Por el contrario, las personas menos sensibles físicamente a las amenazas tienden a empatizar más con los inmigrantes o a rechazar la pena de muerte. Según los autores de la investigación, el grado de respuesta fisiológica a las amenazas parece indicar el grado en que los individuos defenderán políticas que protejan la estructura social existente, tanto de amenazas externas como internas. Este estudio se integra en la línea de investigaciones que buscan conectar las ideas políticas con la biología. Por Yaiza Martínez.

Las tendencias políticas tienen una base biológica

En un artículo publicado recientemente en la revista Science, un equipo de investigadores norteamericanos señala que podría haber una relación entre las características fisiológicas de un individuo y sus actitudes políticas.

Bajo el título «Political Attitudes are Predicted by Physiological Traits» (las actitudes políticas, pronosticadas a partir de las características fisiológicas), este artículo presenta los resultados y conclusiones de una investigación llevada a cabo con 46 adultos de fuertes convencimientos políticos de diversa índole.

Según se explica en un comunicado de la Universidad de Rice, institución partícipe en dicha investigación, de estos 46 individuos, aquéllos que presentaron en las mediciones una sensibilidad más baja a los ruidos repentinos o a imágenes visuales amenazantes tendían más a defender ideas políticas como la ayuda exterior, las políticas liberales de inmigración, el pacifismo, y el control de la tenencia de armas.

Respuestas personales y físicas

Por el contrario, los individuos cuyas reacciones fisiológicas a los mismos estímulos antes mencionados fueron mayores en las mediciones, tendían a apoyar más el gasto público en defensa, la pena de muerte, el patriotismo y la guerra de Irak.

Todos los participantes en el estudio fueron escogidos de manera aleatoria, a partir de entrevistas telefónicas realizadas en Lincoln, capital del estado norteamericano de Nebraska. Se formó así un grupo de personas con fuertes convencimientos políticos, independientemente de su contenido. A todas ellas se les pidió que rellenaran un cuestionario acerca de sus ideas, de las características de su personalidad, y de su origen demográfico.

En una sesión posterior, a los participantes se les conectó un equipo de medición de las respuestas del organismo, y se les mostraron tres imágenes amenazantes (la de una araña muy grande colocada en la cara de una persona asustada, un sobrecogedor rostro ensangrentado y una herida abierta llena de gusanos).

Estas imágenes fueron intercaladas en una secuencia de 33 imágenes, la mayoría de ellas no amenazantes, como un conejo, un cuenco de fruta o un niño feliz. Finalmente, en otra prueba se utilizaron estímulos auditivos para medir las respuestas involuntarias a los ruidos alarmantes.

Más miedo, más conservadores

De esta forma, los investigadores pudieron establecer una relación entre las personas que reaccionaban drásticamente desde el punto de vista fisiológico a estos estímulos y aquéllas que reaccionaban más moderadamente, siendo estas últimas las que habían expresado su apoyo a “políticas sociales de protección”, como las antes mencionadas: inversiones en el ejército, obediencia, patriotismo, defensa de la pena de muerte, etc.

Estas mismas personas tendían también más que el resto del grupo a defender las enseñanzas religiosas en las escuelas, a oponerse al pacifismo y a la inmigración, al control del uso individual de las armas, al sexo antes del matrimonio o a los matrimonios homosexuales.

Según concluye el estudio, “las actitudes políticas varían en función de las características fisiológicas en relación a las diversas maneras de experimentar y procesar las amenazas ambientales”.

Este hecho podría ayudar a explicar tanto la ausencia de flexibilidad en las creencias de aquellos individuos con fuertes convicciones políticas como la ubicuidad de los conflictos políticos, directamente asociada a dicha falta de flexibilidad.

En definitiva, explican los científicos en Science, el grado de respuesta fisiológica a las amenazas parece indicar el grado en que los individuos defenderán políticas que protejan la estructura social existente, tanto de amenazas externas como internas (violación de las normas establecidas).

Política y biología

Uno de los autores de esta investigación, John Alford, politólogo de la Universidad de Rice, estableció ya hace unos años la importancia de la genética en el desarrollo de las convicciones políticas, tal y como informamos en 2006 en Tendencias21.

Según este investigador, los genes influyen el doble que las ideas recibidas en la primera infancia en la tendencia política que tengamos. Esta conclusión fue alcanzada a partir de una extensa encuesta realizada a 8.000 pares de verdaderos y falsos gemelos que descubrió que los gemelos auténticos, que comparten el mismo código genético, responden con gran similitud a las mismas cuestiones, mientras que los falsos gemelos expresan opiniones diversas.

Considerando que los gemelos auténticos, al igual que los falsos, participan del mismo entorno, la disparidad de resultados entre los dos grupos sólo puede ser explicada por la genética, común a los gemelos auténticos, concluyeron entonces los investigadores.

Por otro lado, un estudio reciente llevado a cabo en la Universidad de San Diego ha señalado a que dos genes serían los responsables nuestros comportamientos políticos: los genes MAOA y del 5HTT, ambos relacionados con la regulación de la serotonina en el cerebro, un neurotransmisor que regula las interacciones sociales.

Yaiza Martinez

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