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Los satélites fotografían por vez primera el extraño fenómeno de la luminiscencia marina

En diversas ocasiones, durante siglos, algunos marineros han asegurado haber visto cómo la superficie del mar brillaba hacia el horizonte. Julio Verne lo mencionó en «20.000 leguas de viaje submarino». El fenómeno de la luminiscencia marina no ha podido estudiarse hasta la fecha, y poco se conoce de sus causas. Ahora, con las imágenes obtenidas por algunos satélites quizá haya nuevas respuestas a su origen. La hipótesis que manejan los expertos es que se trate de un tipo de bacteria que, en cojunción con algas marinas, se extienda por una larga franja del mar luciendo durante la noche. Sin embargo, su origen sigue siendo desconocido. Por Marta Morales

Los satélites fotografían por vez primera el extraño fenómeno de la luminiscencia marina

En diversas ocasiones a lo largo de los siglos, los marineros han hablado de la observación de extraños sucesos nocturnos en alta mar. Se trata de un brillo intenso que surge de la superficie oceánica, y que puede llegar hasta donde alcanza la vista, hacia el horizonte, en todas las direcciones.

Hasta la fecha, los científicos no habían sido capaces de definir lo que sucedía, debido a la naturaleza efímera de estos fenómenos y a la escasez de observaciones científicas al respecto. Sin embargo, los sensores de algunos satélites han permitido sacar las primeras imágenes de este acontecimiento, una especie de “mar de leche” brillante en mitad del océano, con las que se espera conocer más acerca de este fenómeno.

Las imágenes tomadas por el Defense Meteorogical Satellite Program norteamericano muestran una vasta región del Océano Índico, de 250 kilómetros de largo, que estuvo brillando durante tres noches consecutivas. Esta luminiscencia también fue captada por un barco situado en la misma zona durante ese tiempo. Se encontraba cerca de la costa de Somalia.

Brillo continuo

El director de la investigación, Steven Miller, del Naval Reseach Laboratory de Estados Unidos, afirma que se desconoce por completo cómo se forman estos mares de leche, y que incluso la fuente de emisión lumínica es hoy por hoy desconocida.

Una de las hipótesis es que exista una bacteria bioluminiscente, que produzca un brillo continuo, en contraste con los parpadeos luminosos de la luz producidos por otros tipos de organismos bioluminiscentes.

El problema de esta hipótesis es que, antes de que se dé semejante emisión lumínica, debe haber una concentración extremadamente alta de bacterias. Una población de este tamaño es difícil de explicar: podría ser que estas bacterias no vivan por separado sino que formen una especie de red local o sustrato, en conjunción con ciertas algas.

Así que cabe la posibilidad de que dichas bacterias bioluminiscentes hayan colonizado algún tipo de material orgánico presente en el agua. La detección por satélite permitirá definir las circunstancias por las que se da el fenómeno.

Las luminiscencias marinas fueron observadas desde un satélite por vez primera en 1995. El análisis de las imágenes del satélite ha sido publicado ahora en la revista Proceeding of the Nacional Academy of Sciences. El fenómeno se ha detectado sobre todo en el Océano Índico, por donde discurren numerosas rutas de comercio, y cerca de Indonesia.

Los expertos aseguran, sin embargo, que podría haber otras áreas oceánicas en las que también se den, pero de las que aún no se tengan noticias. De hecho, se ha comenzado a recibir información adicional de testigos que han visto más mares de leche en otras regiones, en lugares donde hasta la fecha no habían sido detectados. Los datos de los satélites acerca de estos últimos podrían aportar nuevas claves al origen de este extraño fenómeno.

Del fenómeno de la luminiscencia marina se habla desde al menos 250 años antes de Cristo y los marinos han comentado sobre ella desde el siglo XVII. Desde 1915 se han llegado a documentar 235 casos. Julio Verne se refirió a la luminiscencia marina en su novela "20.000 leguas de viaje submarino", cuando relató la travesía del Nautilus a través de una capa fosforescente atribuída en la novela a miriadas de animales marinos luminosos, aumentando el misterio que rodea al fenómeno de la luminiscencia marina o mar de leche.

Marta Morales

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