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Prometheus, la lucha eterna de  los humanos contra los dioses

Prometheus, la lucha eterna de los humanos contra los dioses

El diario oficioso del Vaticano, “L´Osservatore Romano”, publicó en septiembre de este año una dura crítica a la última película del director Ridley Scott, “Prometheus”. En ella, el periódico vaticano advertía de que es “una mala cosa desafiar a los dioses” y señalaba que la película manejaba “mal las delicadas cuestiones planteadas por la eterna batalla entre el bien y el mal». Estos duros comentarios dan lugar a la siguiente pregunta: ¿marca de algún modo la ciencia-ficción tendencias en las religiones? Por María Dolores Prieto Santana.

Prometheus es en la última película de Ridley Scott una nave espacial que viaja por el universo buscando el origen de la humanidad. Según la nota de las agencias de prensa, primero fue El Código Da Vinci; luego Avatar ahora también Prometheus. Esta película, considerada una secuela de Alien, el octavo pasajero, es el último objetivo de las críticas de L’Osservatore Romano, el periódico oficial del Vaticano, que carga duramente contra la cinta de Ridley Scott y advierte que «es una mala idea desafiar a los dioses».

La película, que se estrenó en Italia el 14 de septiembre, está protagonizada por Michael Fassbender, Noomi Rapace y Charlize Theron, y relata las andanzas de un equipo de exploradores que viajan por el universo buscando comprender los orígenes de la humanidad en la Tierra después de descubrir una serie de pistas dejadas por antiguas civilizaciones.

L’Osservatore Romano señala que esta película, «es un nuevo intento por cocinar el secreto de la inmortalidad, maneja mal las delicadas cuestiones planteadas por la eterna batalla entre el bien y el mal». El cine de Scott, que ya centró la atención del Vaticano hace tres décadas con Blade Runner, simboliza para el diario una baldía «búsqueda de lo sobrenatural» y advierte que «es mala idea desafiar a los dioses».

Prometheus ocupó en septiembre el segundo puesto en la taquilla italiana por detrás de Magic Mike, la comedia de Steven Soderbergh sobre el mundo de los «strippers» masculinos que, de momento, no ha generado ninguna queja por parte del Vaticano.

Religión y Ciencia-ficción

El tema de Dios aparece con cierta frecuencia en las novelas, relatos breves y películas de la llamada “ciencia-ficción”. En un apasionado ensayo, “Dios en la Ciencia-ficción” firmado por Mario Moreno Cortina, se pasa revista a algunas de las obras más significativas. Un trabajo más elaborado y objetivo es el de Lino Moinelo, en el blog el fin de la eternidad. Con el título “Dios y la religión en la Ciencia-Ficción” (jueves, 30 de julio de 2009) el autor se pregunta “cuál es el papel que en la Ciencia-Ficción desempeña la religión y en concreto, el Dios, Dioses o Diosas a los que representan, suscita algunos enconados debates”.

Y prosigue: “Al parecer, algunos prejuicios y cierta antipatía a determinada jerarquía eclesiástica que ostenta un monopolio de la religión al que estos críticos no hacen sino que fomentar, junto con un positivismo científico excesivo, lleva a opinar a algunos que los seres místicos no tienen cabida en el género. Un ateísmo militante frente al puritanismo inherente de la cultura norteamericana y la anglosajona por extensión, lugar de donde proviene gran parte de la influencia cinematográfica y cultural actual y que acostumbra a impregnar sus producciones de cierto mensaje místico-religioso, agrava esta discusión como es el caso del polémico final televisivo que decidieron darle los guionistas y productores de la moderna serie Battlestar Galactica”.

Teniendo preparada una larga exposición sobre el papel que la religión y sus dioses han desempeñado en la Historia humana, Moinelo ha decidido finalmente dejarla a un lado y nada mejor que ver como la propia Ciencia-Ficción, siempre atenta a las vicisitudes por las que pasa nuestra especie, ha tratado este polémico asunto. Para ello, ha elegido dos piezas clásicas de la ciencia-ficción: Dune, de Frank Herbert, y Solaris de Stanislav Lem.

Dune (Frank Herbert, 1965)

En la magistral obra Dune (1965), Frank Herbert sorprendía a la comunidad internacional literaria con una Ciencia-Ficción en la que las proezas tecnológicas no ocupaban el papel principal que habitualmente tenía en las obras del género, sino que quedaban relegadas a un segundo plano en la trama.

En este universo imaginado por Herbert, la humanidad, a pesar de haber logrando expandirse por el universo conocido merced a dichos avances, se organizaba alrededor de señores feudales que ocupaban planetas enteros y con una jerarquía religiosa que ostentaba un privilegiado poder merced a la situación producida tras una revolución religiosa, la Yihad Butleriana, que expresaba un explicito rechazo hacia toda esa tecnología debido a las consecuencias que la humanidad sufriría de su uso descontrolado, llevándola a una decadencia solo sofocada gracias a la revuelta religiosa y la conversión de la sociedad a la nueva Fe.

A través de este escenario, su autor nos muestra ya en aquella época algunos de los más grandes y graves problemas que hoy en día afectan a la sociedad occidental: además de los efectos que la dependencia de las drogas para aumentar el rendimiento pueden producir en el ser humano, o la similar dependencia que occidente tiene del petróleo proporcionado por dictaduras de medio oriente; en la Saga Dune se observa otro concepto importante y relacionado con el fundamentalismo religioso, el otro gran problema: la fe ciega de los Fremen en la llegada de un mesías salvador con capacidad para llevar al pueblo nativo del planeta de la especie melange y los gusanos gigantes, a la tierra prometida.

Esto, que podría considerarse una superstición inútil y falsa para muchos ¿no fue realmente esta Fe inquebrantable la que finalmente posibilitó la llegada de su mesías, el Kwisatz Haderach, un ser humano con capacidades especiales producto de selección genética y modificado por la especie, que pasaba por allí? ¿No es esta fe mística y sin necesidad de explicación racional, la que une a los humanos en la cruzada contra los ordenadores y se libra así de su extinción como especie, o que permite a los fremen derrotar a los temibles guerreros Sardaukar del emperador?

En Dune, su autor Frank Herbert nos muestra la importancia de La Fe, como algo que poseería un valor por si mismo con capacidad para mover montañas, aunque no requiera de ninguna explicación ni justificación para el que la profesa.

Herbert insistiría con el tema pocos años después, y antes de acabar la que vendría a convertirse en una de las más impresionantes sagas de la literatura, especula en su obra menor Los creadores de Dios (1972) con una sociedad que piensa que los Dioses son un tipo de criatura más que puede ser creada si se conocen las técnicas adecuadas, confundiendo lo profano con lo que antiguamente la humanidad había considerado como místico, que no era más que una definición ideada como consecuencia de la ignorancia sobre las fuerzas que se manejaban.

Solaris (Stanislav Lem, 1961)

El planeta Solaris es objeto de estudio desde hace décadas por parte de los científicos humanos, sin que puedan determinar la naturaleza de las reacciones que se observan sobre la superficie del mar protoplasmático que cubre toda su extensión. Kris Kelvin, el científico enviado para averiguar el extraño comportamiento de los tripulantes de la más atrevida misión de exploración del planeta, descubrirá finalmente la verdadera condición de lo que hay tras la actividad del misterioso océano.

“En esta magnifica obra del escritor de origen polaco Stanislav Lem, se muestra como en el vasto universo aún por conocer, pueden existir formas de vida y entidades dotadas de inteligencias completamente inimaginables para la mente racional de los seres humanos, pero que sin embargo, aunque en la obra no se menciona explícitamente, se han venido representando en forma de dioses desde el principio de los tiempos”.

Como conclusión, “la diferencia entre el misticismo y la especulación científica, puede que consista tan solo en un matiz cultural provocado por las enormes diferencias coyunturales de las distintas épocas. ¿Qué otra explicación podían darle las personas a la lluvia o al viento, en épocas donde ni siquiera se conocía lo que era la presión atmosférica, por no conocer, ni siquiera se sabía lo que era el aire? ¿Qué explicación se le podía dar al fuego, algo tan excepcional en aquellos tiempos y que los seres humanos manejaban sin comprender en absoluto lo que había detrás de el, sino que había sido robado a los dioses?

En la Grecia Clásica, lugar donde se fraguaron la filosofía, los sistemas políticos actuales y parte de la ciencia moderna, explicaban los aparentes caprichos meteorológicos por el Dios Eolo, lo que no les impidió, ni a ellos ni al resto de las culturas que dominaron el mediterráneo con creencias equivalentes, fundar un imperio económico que a la postre, posibilito la creación de la cultura occidental”.

Y concluye: “La religión tal vez sea una consecuencia inevitable de la imaginación humana, que necesita ponerle cara a las fuerzas que intervienen a su alrededor y para ello crea imágenes de seres antropomórficos o entidades multiformes con superpoderes, cuyo límite solo estaría impuesto por la cultura o prejuicios de la época. Puede que, tal vez en el fondo, las religiones no sean más que lejanas historias de Ciencia-Ficción”.

El mito clásico de Prometeo

¿Qué lugar religioso ocupa el mito de Prometeo en el imaginario colectivo de la humanidad? En una apretada síntesis, podemos decir que Prometeo lleva el fuego a los humanos. En la mitología griega, Prometeo (en griego clásico, Προμηθεύς, ‘previsión’, ‘prospección’) es el Titán amigo de los mortales. Ha sido recordado por la hazaña de robar el fuego de los dioses y entregarlo a los hombres para su uso y posteriormente ser castigado por Zeus por este motivo.

Como introductor del fuego e inventor del sacrificio, Prometeo es considerado el Titán protector de la civilización y del progreso humano. Prometeo fue un gran benefactor de la humanidad.

Según la mitología, Prometeo urdió un primer engaño contra el dios de los dioses, Zeus, para restaurar la libertad a los humanos. Al realizar el sacrificio de un gran buey, dividió la pieza en dos partes: en una de ellas puso la piel, la carne y las vísceras, que ocultó en el vientre del buey; y en la otra puso los huesos pero los cubrió de apetitosa grasa. Dejó entonces elegir a Zeus la parte que comerían los dioses. Zeus eligió la capa de grasa y se llenó de cólera cuando vio que en realidad había escogido los huesos. Desde entonces los hombres queman en los sacrificios los huesos para ofrecerlos a los dioses, pero la carne se la comen.

Indignado por este engaño, Zeus privó a los hombres del fuego. Prometeo decidió robarlo, así que subió al monte Olimpo y lo cogió del carro de Helios (en la mitología posterior, Apolo o de la forja de Hefesto y lo consiguió devolver a los hombres. De esta forma la humanidad pudo calentarse.

En otras versiones (notablemente, el Protágoras de Platón), Prometeo robaba las artes de Hefesto y Atenea, llevándose también el fuego porque sin él no servían para nada, y proporcionando de esta forma al hombre los medios con los que ganarse la vida. Zeus se vengó de Prometeo e hizo que lo llevaran al Cáucaso donde fue encadenado por Hefesto. Zeus envió un águila para que se comiera el hígado de Prometeo. Siendo éste inmortal, su hígado volvía a crecerle cada noche, y el águila volvía a comérselo cada día.

Este castigo había de durar para siempre, pero Heracles pasó por el lugar de cautiverio de Prometeo de camino al jardín de las Hespérides y lo liberó disparando una flecha al águila. Esta vez no le importó a Zeus que Prometeo evitase de nuevo su castigo, al proporcionar la liberación más gloria a Heracles, quien era hijo de Zeus. Prometeo fue así liberado, aunque debía llevar con él un anillo unido a un trozo de la roca a la que fue encadenado. Agradecido, Prometeo reveló a Heracles el modo de obtener las manzanas de las Hespérides.

El mito prometeico en la cultura

El mito de Prometeo es la eterna lucha de los humanos contra los dioses. Modernamente, algunos han querido ver en Moby Dick una representación de esta lucha a muerte eterna. Pero la historia de Prometeo ha inspirado a muchos autores a lo largo de la historia para referirse a la osadía de los hombres de hacer o poseer las cosas divinas, y los románticos vieron en él un prototipo del daimon o genio natural. Algunas de las obras de dichos autores son:

Prometeo encadenado, atribuido a Esquilo (525 – 456 a. C.)
La estatua de Prometeo, drama de Calderón de la Barca.
Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley.
Prometeo lleva el fuego a la humanidad, cuadro de Heinrich Friedrich Füger.
Prometeo, cuadro de José de Ribera.
Prometeo, cuadro de Dirck van Baburen.
Prometeo encadenado, cuadro de Peter Paul Rubens.
Prometeo, pintura de José Clemente Orozco, (1930).
Prometeo, poema de Johann Wolfgang von Goethe.
Prometeo, poema de Lord Byron.
Prometeo desencadenado, obra teatral con diálogo en verso de Percy Bysshe Shelley (1819).
• Prometeo, poema de Thomas Kibble Hervey (1832).
Prometeo: El poema del fuego, poema orquestal de Alexander Scriabin (1910).
Prometeo, ópera de Carl Orff.
Prometeo, mural de pintura presente en la unidad central de la Universidad Autonoma de Sinaloa.
Die Geschöpfe des Prometheus, op. 43 de Ludwig van Beethoven.
Prometeo, poema sinfónico n.º 5 de Franz Liszt.
Prometeo, suite de Luigi Nono (1992).
Prometeo (Прометей), cortometraje de dibujos animados de 1974 producido por Soyuzmultfilm y dirigido por Aleksandra Snezhko-Blotskaya (Александра Снежко-Блоцкая, 1909 – 1980).
La ira del Cielo, canción de Tierra Santa.
• Estatua de Prometeo, de Rodrigo Arenas Betancur: monumento erigido en la ciudad de Pereira (Colombia).

Prometheus, la lucha eterna de los humanos contra los dioses

El Rockefeller Center de Nueva York es un altar virtual dedicado a Prometeo. Su estatua dorada se erige en la cabecera de la fuente central, con líneas de Esquilo inscritas debajo.

Nos encontramos ante uno de los mitos eternos del inconsciente de la humanidad: “seréis como dioses si coméis del árbol prohibido”, si transgredís las normas puesta por los que se creen poderosos.

Prometheus

Prometheus (Prometheus en España, Prometeo en América Latina) es una película de ciencia ficción y terror dirigida por Ridley Scott y escrita por Jon Spaihts y Damon Lindelof. La película está protagonizada por Noomi Rapace, Michael Fassbender y Charlize Theron.

El argumento sigue a la tripulación de la nave espacial Prometheus a finales del siglo XXI, a medida que exploran una avanzada civilización alienígena en busca de los orígenes de la humanidad.

Concebida como una secuela de la obra cinematográfica de terror y ciencia ficción de Scott de 1979, Alien, el octavo pasajero, el guion reescribe la película desarrollándose en una historia aparte que precede a los eventos de Alien, pero que no está directamente relacionada con las películas de la franquicia.

Según Scott, aunque la película comparte «cadenas de ADN de Alien, por así decir», y se desarrolla dentro del mismo universo, Prometheus explora su propia mitología e ideas. La fotografía principal comenzó en marzo de 2011, con la filmación teniendo lugar en Inglaterra, Islandia y España. Prometheus fue estrenado en EE.UU. el 8 de junio de 2012 a través de 20th Century Fox; en México su estreno fue el fin de semana del 15 de junio y en España el 3 de agosto.

Las críticas a la película Prometheus de Ridley Scott

1. Protestante digital

La página web Protestante digital, de carácter conservador, titulaba en su edición de 18 de septiembre de 2012: “Prometheus en busca del Creador” .

Entre otras cosas, leemos: “Prometheus no sólo se cuestiona si existe Dios y de dónde venimos, sino que pregunta: ¿qué ocurre, si cuando encontramos a Dios descubrimos su ira? La ciencia-ficción ha tenido siempre una cierta predilección por los temas teológicos. En vez de ver el mundo tal y como es, ha indagado siempre sobre las últimas cuestiones – ¿de dónde venimos?, ¿hay un Creador?, ¿quiere destruirnos?, ¿puede salvarnos? –. Hace treinta años que Ridley Scott se preguntaba si “en el espacio, nadie puede oír tus gritos” ( Alien, 1979) y si el Creador puede darnos la inmortalidad ( Blade Runner, 1982). Ahora se interroga sobre quién es Él y cuál es el origen del mal ( Prometheus, 2012). Si esto no es teología, ¡ya me dirán lo que es!”

Y prosigue: “He tenido que volver a preguntarme en qué creo, si creo en Dios y qué fe tengo” –dice la actriz Noomi Rapace en la película, encarnando a una doctora católica–. Cualquiera que piense en esta película, saldrá con las mismas interrogantes: ¿de dónde venimos?, ¿hay un alma, una vida después de la muerte?, ¿algo más allá del mundo natural, un Dios? Y si lo hay, ¿por qué nos ha dejado?, ¿es bueno?, ¿puedes creer en Él, cuando todo va mal?, ¿o negarlo es sólo una forma de intentar escapar a su autoridad moral sobre nuestras vidas?”

Esta es la interpretación de esta página web: “Eso es lo que hace a esta historia profunda. Provoca y desafía planteamientos simples, para hacernos buscar nuestras propias respuestas. Lo bueno de Prometheus es que no sólo se cuestiona si existe Dios y de dónde venimos, sino que se atreve a preguntar: ¿qué ocurre, si cuando encontramos a Dios descubrimos su ira?”

A continuación pasa revista a diversos aspectos religiosos que se ponen en cuestión en la cinta de Ridley Scott.

Huellas del creador

¿Es posible encontrar las huellas del creador de la humanidad en nuestro mundo? Pasemos al argumento: estamos en el año 2089. Dos arqueólogos –interpretados por Rapace y Marshall-Green– encuentran un pictograma en una cueva de la isla de Skye en Escocia. La imagen tiene relación con otros dibujos similares en otras partes del mundo, que muestran como un mapa estelar, que nos invita a entrar en contacto con nuestros creadores.

Un multimillonario moribundo –Guy Pearce– financia la misión, llevando un grupo de científicos a borde de la nave Prometheus. Su propósito es que puedan descubrir de dónde venimos y a dónde vamos, después de morir.

El trasfondo de arqueología-ficción nos recuerda inmediatamente la obra de Erich Vön Daniken, el autor suizo-alemán que tantos libros vendió en los años setenta, sobre las supuestas evidencias de extraterrestres en la antigüedad. Es él quien apunta la posibilidad de que ellos tuvieran algo que ver con la creación de la especie humana. Los extraterrestres que los tripulantes de Prometheus esperan encontrar, son alienígenas humanoides, que llaman “los ingenieros”.

Según Protestante digital, “La película plantea, por lo tanto, un tema tabú en círculos científicos, como es el del diseño inteligente, llegando a hacer incluso bromas sobre Darwin. En una entrevista con un diario de Filadelfia, el director británico se apresura a declarar que no tiene nada en contra del darwinismo, pero que fue monaguillo en la iglesia y cantaba en el coro. Scott se sitúa así entre la ciencia y la religión. Los foros de Internet están llenos de debates entre cristianos y ateos sobre la película, pero esta es una historia abierta, sin conclusiones”.

Cosmogonía del mal

El segundo tema de conflicto entre ciencia y religión se refiere a la interpretación del mal. Prometheus es la secuela de una mítica película británica de finales de los setenta, Alien, el 8º pasajero, basada en clásicos norteamericanos de los años cincuenta y la peculiar estética del surrealista suizo H. R. Giger, junto al dibujante francés Moebius. Scott nunca la consideró una historia de ciencia-ficción. Muchos la ven como una obra de terror, pero el director inglés la ha calificado siempre de thriller.

La estructura de ambas películas es similar, como observa Ángel Sala: una expedición espacial, encabezada por una doctora y manipulada por una gran corporación, que oculta sus verdaderos intereses a través de un avanzado androide –el genial Michael Fassbender–. La tesis recuerda, sin embargo, al clásico de Stanley Kubrick, 2001: Una odisea del espacio (1968), por su teoría del monolito y el ordenador H.A.L. El guionista es el autor de la serie de televisión Perdidos –Lindelof–.

“ El tema de Prometheus – opina Protestante digital – es el dominio del mal, de la destrucción y el horror en el universo. Frente al paraíso ecológico y espiritual de Avatar, Scott nos muestra un futuro oscuro y terrorífico. La heroína del film es una creyente con un padre que parece médico misionero. La muerte violenta de él –contada en un confuso sueño–, desafía su fe, pero lleva una cruz al cuello, cuya perdida y recuperación es clave para entender la historia. No es extraño, por lo tanto, que haya cristianos entusiasmados con la película”.

Buscando a dios en el lugar equivocado

Tercer tema de conflicto ciencia-religión: la tecnología busca a un Dios equivocado. Tenemos que darnos cuenta, sin embargo, que a pesar de las referencias cristianas de la película –la cruz, el árbol de Navidad, el lavamiento de pies–, el ser humano puede no ser una creación deliberada de “los ingenieros” de Prometheus, sino algo accidental –como sugiere el enigmático inicio de la película, cuando un alienígena se disuelve molecularmente en un mundo desconocido–. Creer en el diseño inteligente no es lo mismo que creer en Dios.

La doctora Shaw es descrita como “una verdadera creyente”. Ella cree que “los ingenieros” existen y que nos han creado. En eso estaba en lo cierto, pero sin embargo se equivocó cuando pensó que ellos tienen la respuesta a nuestros problemas y pueden ayudarnos –como observa Gabriel McKee, autor del libro El evangelio según la ciencia-ficción–. Prometeo es un semidios que desafía a los dioses, abusando de sus poderes –en su caso, el fuego; en el nuestro, la tecnología–.

Cuando a uno de los personajes le preguntan por qué tiene tanto interés en contactar con los alienígenas, les contesta: “para conocer a mi creador”. Su explicación es tremendamente sugerente: “si ellos nos han hecho, seguramente pueden salvarnos, ¡a mí, por lo menos!”. Su incrédulo interrogador le pregunta: “Salvarte, ¿de qué?”. La respuesta no puede ser mejor: “de la muerte, por supuesto”.

La vida eterna

El cuarto tema se refiere a la inmortalidad. Como en Blade Runner, encontrar a nuestro Creador es buscar la vida eterna. Lo que Scott entiende que “es la idea que transmiten las religiones judeocristianas”, es que “la vida eterna se genera en tu evolución, como individuo a través de tus hijos”. Es obvio que el tipo de iglesia que el director ha conocido no es particularmente bíblica. No es sorprendente que diga entonces: “claro que eso no es lo que uno quisiera escuchar”. Ya que como él dice: “no nos basta con ser inmortales a través de nuestros hijos”.

Protestante digital apunta una coletilla doctrinal: “Para los verdaderos cristianos, la vida eterna es conocer a Dios a través de su Hijo, Jesucristo ( Juan 17:3), resucitando con Él a una nueva vida en la carne (2 Corintios 4:14). No es darles a tus hijos una herencia que se mantenga en su memoria, sino una vida real en un cuerpo renovado, como el de Cristo, al levantarse de los muertos (2 Corintios 4:14). Cristo no da otra vida que no sea eterna”.

¿Un padre en los cielos?

La imagen de Dios late en el fondo de toda la película. Tengamos en cuenta que los hermanos Scott –Tony era también director, pero se suicidó hace poco, al entrar en un estado terminal de cáncer–, se criaron prácticamente abandonados por su padre, un coronel del ejercito británico. Ese extrañamiento se ve en la forma como el replicante de Blade Runner busca a su diseñador. Cuando lo encuentra, le suplica: “quiero más vida, padre”. Al no poder cumplir sus demandas, frustrado y airado, le mata. De igual forma, en Prometheus, Vicker –Charlize Theron– está alejada de su padre. El androide le dice: “¿no queremos todos ver morir a nuestros padres?”

La pregunta de esta película no es quién nos ha hecho, sino por qué quiere matarnos. Scott tiene razón en pensar que el Creador tiene algo contra nosotros, pero Él no es el Padre ausente que ha conocido en su infancia. El Dios trino, que nos presenta la Biblia, está presente y activo en el universo, que sostiene por su Palabra, buscando el bien eterno de sus hijos. Es más, ha dado su vida por una creación rebelde, que no merece ser librada de la destrucción eterna.

Aquí Protestante digital añade un comentario doctrinal: “¿Quién podrá soportar la ira de Dios?, se pregunta Nahum. Es como un fuego abrasador. Las rocas se hacen pedazos ante Él (1:6). Tal y como somos, no podemos permanecer ante Él (Salmo 76:7). La buena noticia es que Él ha sufrido su ira por nosotros. Su sacrificio no es comparable al de ninguno de estos personajes de la película, que dan la vida por sus amigos. Él murió por sus enemigos, aquellos que estaban enfrentados contra Él. ¡Mayor amor no existe en el universo! Tal entrega nos libera y da vida eterna”.

2. La revolución naturalista

En el extremo opuesto a Protestante digital, la página web Revolución Naturalista titula su artículo de esta manera: “Prometheus: no seas escéptico”. Escribe: “Desde que el cine ha muerto no tiene sentido analizar las películas como si fueran obras de arte. Por la misma razón, el «oficio» de crítico cinematográfico tiene la misma vigencia hoy que el de arcabucero. Realmente, el único modo de evitar dormirse en el cine actual es leer las películas en claves teológicas, filosóficas, propagandísticas y conspi-paranoicas. Y, en este sentido, Prometheus (Prometeo en Hispanoamérica) ofrece excelentes oportunidades de entretenimiento”.

En opinión de esta página web, “esta película contiene toneladas tan pesadas de propaganda religiosa y del «diseño inteligente» que cuesta creer que la trama se les haya ocurrido sin más a los autores (uno de los guionistas de Lost es coautor), sin recibir ningún tipo de sugerencia o estímulo financiero externo. Por otra parte, la tesis astro-arqueológica de Prometheus haría las delicias de un Erich Von Daniken o Zecharia Sitchin. Todo arranca con el descubrimiento de un «mapa estelar» concebido por culturas remotas que no han tenido contacto entre sí, y que apunta al planeta natal de los ingenieros genéticos de la especie humana. Los fabulosos hallazgos de estos astro-arqueólogos ponen en riesgo 300 años de darwinismo».

La mano del guionista de Perdidos se deja notar sobre todo en las características multiculturales del reparto. Al igual que en la famosa serie televisiva, aquí también hay una gran variedad racial. Hay al menos dos nazis arios, el androide fascista interpretado por Michael Fassbender (al entrar en el puesto de mando alienígena exclama: «Es claramente una raza superior»), y la jefaza dominante y probable transgénero Meredith Bickers (Charlize Theron). Además, un hippy posmoderno burgués, Charlie Holloway (Logan Marshall-Greeen), amante comprensivo de la infértil Elizabeth Shaw (Noomi Rapace), el negro capitán Janek (Idris Elba) o el técnico asiático Ravel (Benedict Wong).

La crítica a la religiosidad de la película se acentúa: “La religiosidad impregna y vertebra la trama de principio a fin. Para empezar, la dómina Meredith Bickers se muestra como una laicista radical a la que le molestan los arbolitos navideños. Probablemente, es atea, al igual que el egoísta magnate Peter Beyland (Guy Pierce) que antes de expirar musita «No hay nada». La heroína de la película, Elizabeth Shaw, es la que más ardientemente se resiste a la secularización. Los héroes de Prometheus son, a pesar de todo, fervientes creyentes («No seas escéptico», reprocha Shaw a los que dudan de la astro-arqueología), cristianos más que prometeicos, que creen en las reconfortantes ficciones del más allá porque es lo que han «elegido creer».

Y finaliza: “El sentido último del film se entiende bien desde las obsesiones escatológicas de la cultura judeocristiana (y babilónica, para el caso), con su idea de un Dios creador, de un pecado original y un fin de los tiempos. Su principal mérito es proyectar estas obsesiones en un porvenir tecnológico, sustituyendo a los demonios tradicionales por terroríficos seres reptilianos, y a los defensores de la fe por viajeros espaciales. Estas características apologéticas no son ninguna novedad en la ciencia-ficción. Al fin y al cabo el monolito de Clarke y Kubrick también era un majestuoso símbolo creacionista. Nunca la llamada «ciencia-ficción» ha tenido mucho que ver con la ciencia y la racionalidad. Después de las hagiografías y los misales, la ciencia-ficción es el género literario más piadoso que hay. Lo más honesto sería rebautizarlo como «teología-ficción».

Prometheus, la lucha eterna de los humanos contra los dioses

3. La opinión más conservadora

Recojamos aún otra opinión de corte apologético conservador: la que presenta el blog tan antigua y tan nueva que considera la película Prometheus de anticatólica: “Prometheus, un hit anticatólico de mucho cuidado”; “Hollywood tomado por los aliens”; “Una brutal parodia sobre Jesús y la Virgen”.

Veamos algunos textos: “Antes de dejarse llevar de la parafernalia de propaganda y efectos especiales de la película de Riddley Scott, vea aquí el argumento. Hollywood tomado por los aliens se desata. A través de Youtube, me había quedado fascinado por algunos videos de marketing viral para la nueva película de Ridley Scott, Prometheus. Me habían gustado algunas de las películas de Scott un poco, sobre todo sus primeros trabajos como Alien y Blade Runner. Por lo tanto, yo estaba intrigado acerca de esta secuela de la serie Aliens. Suficientemente intrigado, de hecho, que he leído un guión que se había hecho inicialmente de la película hace unos días”.

“Este guión ha sido repudiado por Scott como inexacto, falso. Y estoy seguro de que algunos aspectos han cambiado desde principios de esta revisión. Pero se sabe, por cierto, por los trailers, que ciertos elementos permanecen.

El personaje principal (la heroína) es una mujer católica. Es una de las pocas católicas que quedan a finales del siglo XXI, de acuerdo con el guión. Su fe católica realmente juega un papel muy, muy central en la historia. También es el vehículo mediante el cual Scott el director / productor ataca a la fe en todo momento. Esta película es, en mi opinión, una larga excusa anticatólica”.

“En primer lugar – la protagonista, la pura chica católica (su virginidad es central en el argumento) es brutalmente violada – dos veces. Una vez por un hombre en la nave espacial (la primera violación se habría retirado de guiones posteriores), y una vez más por los extraterrestres en el planeta al que habían llegado. La violación última es particularmente gráfica y terrible y se sabe que está en el guión final. No creo que tengo que explicar por qué esto es molesto para cualquier católico, o incluso para cualquier persona moral, pero la violación repetida de una virgen… puedes ver a dónde se va con esto? Solo estas escenas deben disuadir de ver la película”.

“En segundo lugar, la mujer declara perder su fe después de haber descubierto evidencia de vida inteligente fuera de la Tierra. Por lo tanto, la heroína termina quedando embarazada de un bebé hibrido alien-humano de pesadilla. La tripulación de su nave de exploración, Prometeo, le quita el feto y lo pone en una incubadora (sorprendentemente, el feto bebé tiene 4 meses de gestación en solo 2-3 horas – Hollywood trabaja rápido) por alguna razón. Eso se convierte en un punto de la trama fundamental, más adelante”.

Y prosigue: “Te digo todo esto por una razón. Más tarde, en la película, hay una escena en la maligna nave espacial alienígena, donde una de las criaturas alienígenas tiene a la heroína y otros dos personajes atrapados, y usa sus poderes de control mental para que la mujer mate al hombre que la violó a principios de la película (si todavía está en el guión). También le dice que los extraterrestres son los antiguos «dioses» de la tierra, que crearon a la humanidad al jugar con el ADN de los simios y, básicamente le dice a ella que los adore si es que siente necesidad de adorar algo”.

“De todos modos, al final de la película, la heroína, después de morir literalmente, cualquier otro ser vivo en el mundo, es la única en este planeta alienígena con su nuevo bebé hibrido, y recita la historia de la creación del Génesis que, al igual que su padre le hizo a ella en el principio de la película. Así que, supongo habrá un poco de religión futura en este planeta alienígena mutante híbrido humano. Existe la posibilidad de secuelas de la película que podrían trabajar sobre el hibrido como un mesías. en esta extraña mestiza como un mesías. A pesar de que ya no se puede vivir en el mundo sin un traje de presión, no estoy seguro de cómo ese niño va a crecer, ya que todas las naves espaciales han saltado en añicos por los aires”.

Y concluye: “Gran desilusión. Esto podría haber sido una película muy interesante, y los valores de producción y efectos especiales son de primera clase, pero Scott tiene que acudir a hacer anti-catolicismo una vez más (como lo hizo en la película el Reino de los Cielos)”. [(Traducido desde http://veneremurcernui.wordpress.com/2012/05/24/new-prometheus-movie-is-vile-anti-catholic/]

4. Una visión cientificista

Por último, presentamos la cuarta visión de Prometheus. Es la visión que hemos titulado de “cientificista”, la que insiste en los valores científicos (publicada por Pluggedin.com)

El comentario se inicia con esta frase: «Creo que desean que vayamos a buscarlos.» Esa es la conclusión de la investigadora Elizabeth Shaw cuando ella y Charlie Holloway (su pareja romántica y científica) descubren dibujos de cueva de 35.000 años de antigüedad de personas rodeando a un hombre gigante señalando seis círculos en el cielo— dibujos que coinciden con los resultados de una multitud de otras civilizaciones antiguas.

En la línea de este blog partidario de inteligencias extraterrestres, la única pregunta es quienes son «ellos”. Shaw, quien luce una cruz simbolizado su fe, está decidida a averiguarlo. Y llega a creer que los círculos representan un mapa estelar que podría desbloquear los misterios de la creación de la humanidad.

“Cuatro años más tarde, en 2093, Shaw, Holloway y los miembros de la tripulación de la nave de exploración Prometheus han seguido ese mapa hasta umbral de las respuestas que están buscando. La expedición de billones de dólares a la Luna llamada LV_223 ha sido financiada por el recientemente fallecido Peter Weyland, ex jefe del conglomerado Corporación Weyland”.

En teoría, Weyland comparte la pasión de Shaw para desbloquear los interrogantes de la creación. Un mensaje holográfico a la tripulación grabado antes de su muerte lo muestra preguntándose, «¿De dónde venimos? ¿Cuál es nuestro propósito? ¿Qué sucede cuando morimos?»

“Pero –prosigue este blog – no todo el mundo a bordo está en realidad a bordo. David, el androide brillante, eterno y sin alma «hijo» de Peter Weyland, sirve en algún momento a la misión del equipo… y a veces sirve la suya propia. Meredith Vickers, el Ejecutivo de Weyland quien es dura como diamante, hace saber a todo el mundo que ella está a cargo y está más decidida a regresar a casa que a conseguir la verdad: «Me gusta minimizar el riesgo», dice.

Pero minimizar los riesgos cuando uno está medio billón de millas lejos es una propuesta muy complicada. En LV_223, el equipo descubre evidencia de una avanzada base civilizada bajo una enorme estructura abovedada. El laberinto lleno de túneles envuelve un misterio inquietante: montones de cuerpos gigantes, vestidos de traje espacial. Cuerpos que parecen casi humanos.

La emoción de Shaw de que estos extraterrestres muertos parecen relacionados con la humanidad es pronto apagada por el descubrimiento escalofriante que el agente biológico armado que han dejado atrás parece haberles afectado. … y ha comenzado a causar estragos igualmente desagradables en la tripulación de la Prometheus.

Pero, “¿Cuál es nuestra relación con nuestro creador? No importa que esta sea una secuela de la franquicia de Alien. Esa es la pregunta en el centro de Prometheus — una película y una nave espacial llamada así por el Titán griego quien robó el fuego de Zeus y lo legó a la humanidad. Varios personajes son conducidos a trascender los límites de su naturaleza creada y, quizás, encontrarse con lo divino. La principal entre ellos es Shaw, quien es una interesante combinación de científico e investigadora espiritual. La película no entra en detalles acerca de su fe, aparte de las repetidas referencias a una preciada cruz. Shaw considera que seguir el mapa — una invitación, ella lo llama, conducirá al autor de la humanidad … o al menos a su origen”.

Y prosigue: “Y así es. Shaw y sus compañeros de equipo encuentran una cabeza bien conservada, parecida a una humana (pero extraterrestre) y toman muestras de ADN de esta. El ADN es una combinación perfecta con la humanidad. (Eso no sorprende a los espectadores, pues la primera escena mostró a un humanoide similar en la Tierra disolviéndose en una cascada, proporcionando el ADN para la semilla evolutiva de la vida aquí). Está claro que el equipo de Shaw ha encontrado a los «creadores» de la humanidad, aunque no a un Creador divino. Y al desarrollarse la historia, se dan cuenta de estos seres pretenden aniquilar a la humanidad con los agentes biológicos que han almacenado en LV_223 — agentes que mutaron fuera de su control y los mataron antes de que pudieran ejecutar su plan”.

“Dentro de esa idea, la fe de Shaw es repetidamente ilustrada y probada. Holloway, un ateo que cree que los descubrimientos del equipo deberían socavar la fe de Shaw, le dice a ella, «supongo que puedes quitarte la Cruz de tu padre ahora. Ellos nos hicieron.» Para Shaw, sin embargo, ese «hecho» no extingue su deseo de saber de dónde ellos provienen. «¿Quien los hizo a ellos?» pregunta”.

“Después de una tragedia importante, David le dice a Shaw, «Debes sentirte como que Dios te abandonó.» Otro personaje también se burla, «¿Has perdido tu fe, Shaw?» No. Al menos no exactamente. Decidida a encontrar el planeta natal de los extraterrestres humanoides, ella responde a la consulta de David de que «incluso después de todo esto, ¿sigues creyendo?» con «quiero ir al lugar de donde vienen. [Nuestro] creador intentó matarnos. Deseo saber por qué.»

En un sueño durante el largo período de suspensión de estímulo vital, ella se ve como una niña con su padre, y ambos asisten a una procesión fúnebre mientras se encuentran en un país extranjero. La niña pregunta acerca de los elementos religiosos desconocidos, y su padre le dice, «su dios es diferente al nuestro.» Pregunta a donde van las personas cuando mueren, y él responde, «Al cielo. Paraíso. … Algún lugar hermoso.» Cuando ella le pregunta cómo lo sabe, él dice, «porque eso es lo que elegí creer.»

Vickers dice que la fe de Shaw es la razón por la que fue elegida para la misión. «Weyland era un hombre supersticioso», dice. «Quería un verdadero creyente a bordo.» Y aquí es un elemento que dañará la trama de la cinta y que es un punto de conexión espiritual importante: Resulta que Weyland no está muerto, sino escondido secretamente en lo profundo de la nave. Él, como Shaw, está intensamente interesado en los orígenes de la humanidad. Pero su motivación es mucho menos espiritual que la de ella: él hará lo que sea para evitar la muerte. Él cree que el hallazgo de los orígenes de la humanidad podría ser la clave para hacerle trampa.

Mientras tanto, cuando Shaw y los otros están buscando los orígenes de la humanidad, David (a quien Weyland construyó) anda en su propia búsqueda de significado. Mira películas e imita lo que ve. También tiene una conversación filosófica con Holloway: «¿Por qué crees que tu pueblo me hizo?» David pregunta. «Te hicimos porque pudimos,» responde Holloway. A lo que David contraataca «¿Puedes imaginar cuan decepcionante sería escuchar eso de su creador?» En otra conversación, afirma que una persona nunca puede ser verdaderamente libre hasta que su creador esté muerto — una referencia a su relación ambivalente con Weyland.

Conclusión

Prometheus marca el regreso del director Ridley Scott al género de la ciencia ficción por primera vez desde su película de 1982 Blade Runner (El Cazador Implacable) Y de algunas maneras, Prometheus tiene más en común con esa película que con la franquicia a la que realmente pertenece.

Sin embargo, rellena (algunas de las) lagunas de Alien antes del encuentro de Ripley con un cierto gran extraterrestre de boca grande 30 años más o menos después de los eventos de Prometheus. Y sin duda trae consigo algunas de las imágenes ahora emblemáticas de sus predecesores de acción y violencia que desgarra los intestinos (literalmente). También aparece un asesinato «de misericordia.»

Pero he aquí cómo difiere — bastante dramáticamente — de Alien y Aliens: Como Blade Runner , esta película está interesada en la relación espiritual entre el creador y lo creado. Prometheus no intentar resolver ningún conflicto aparente entre la visión científica y la religiosa. De hecho, para Elizabeth Shaw, tales dos mitades incluso no parecen existir. En cambio, la película utiliza su personaje — y, en menor medida, a David y Peter Weyland — para explorar dudas teológicas y filosóficas fundamentales. ¿De dónde venimos? ¿Tenemos un creador? ¿Cómo podemos saber? Shaw obtiene horribles respuestas a esas preguntas. Pero eso no la hace dejar su búsqueda o destruir su fe de que hay un Creador digno de conocerse.

En este sentido, Prometheus abre la puerta para importantes preguntas sobre la relación de la humanidad con Dios, la creación, la evolución y la ciencia … evitando respuestas dogmáticas en todas esas áreas, y que pueden deberse en parte al viaje espiritual de Scott.

En una entrevista con El New York Times, Scott dijo que es casi «matemáticamente imposible» que la vida se haya creado en la Tierra sin ayuda exterior. «¿Quién la fomentó?”, pregunta. También mencionó cómo su crianza en la Iglesia de Inglaterra lo desactivó del cristianismo («monaguillo… terrible vino tinto … todas esas cosas») pero ahora se «convirtió» del ateísmo al agnosticismo. ¿Su respuesta a la posibilidad de la fe y la religión estos días? «Ahora mi sentimientos son ‘podría ser’.»

¿El eco de la película? Podrían ser extraterrestres. Podría ser la evolución. Podría ser casualidad. Podría ser Dios. Pero sí Será sangrienta.

María Dolores Prieto Santana es antropóloga, educadora y colaboradora de Tendencias21.

RedacciónT21

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