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Sentirse invisible disminuye la angustia social

Si nos sentimos invisibles, nuestra angustia social disminuye. Así lo ha comprobado un estudio sueco, que ha observado cómo se siente una persona delante de un público tras hacerle sentir que es invisible, mediante realidad virtual. Para ello se le pide al participante que baje la mirada hacia su cuerpo, pero en lugar de su cuerpo real, por el casco virtual que lleva ve un hueco vacío.

Sentirse invisible disminuye la angustia social

El poder de la invisibilidad ha fascinado desde siempre el hombre e inspirado las obras de muchos grandes autores y filósofos. En un estudio del Instituto Karolinska de Suecia publicado ayer, un equipo de neurocientíficos describe una ilusión perceptiva de tener un cuerpo invisible y muestra que la sensación de invisibilidad cambia nuestra respuesta al estrés físico en situaciones sociales difíciles.

La historia de la literatura presenta muchas narraciones famosas sobre invisibilidad y su efecto sobre la mente humana, como el mito del anillo de Giges en el diálogo de Platón La República y la novela de ciencia ficción El hombre invisible de H.G.Wells. Los recientes avances en la ciencia de materiales han demostrado que la invisibilidad de objetos de gran tamaño, como un cuerpo humano, puede ser posible en un futuro no muy lejano; sin embargo, aún se desconoce cómo afectaría la invisibilidad a nuestro cerebro y la percepción del cuerpo.

En un artículo en la revista Scientific Reports, los investigadores describen una ilusión perceptiva de tener un cuerpo invisible. El experimento consiste en que el participante está de pie, con un casco con varias pantallas de visualización. Se le pide al participante que baje la mirada hacia su cuerpo, pero en lugar de su cuerpo real hay un hueco vacío.

Para evocar la sensación de tener un cuerpo invisible, el científico toca el cuerpo del participante en diversos lugares con una brocha grande, mientras que, con otro pincel sostenido en la otra mano, imitando exactamente los movimientos en el aire, para que lo vea el participante en su pantalla virtual.

«En menos de un minuto, la mayoría de los participantes comenzó a transferir la sensación del tacto a la parte de espacio vacío donde veían el movimiento del pincel y experimentaron como es tener un cuerpo invisible», dice Arvid Guterstam, autor principal del estudio, en la nota de prensa del Instituto. «En un estudio anterior habíamos demostrado que la misma ilusión puede crearse para una sola mano. El presente estudio demuestra que la sensación puede, sorprendentemente, ampliarse a todo el cuerpo».

Realice un movimiento punzante

El estudio examinó la experiencia de 125 participantes. Para demostrar que la ilusión funcionaba efectivamente, los investigadores hicieron el movimiento de apuñalar con un cuchillo el espacio vacío que representaba el vientre del cuerpo invisible.

La respuesta de sudor de los participantes al ver el cuchillo fue alta mientras experimentaban la ilusión, pero ausente cuando esta se rompía, lo que sugiere que el cerebro interpreta la amenaza en el espacio vacío como una amenaza dirigida hacia el propio cuerpo.

En otra parte del estudio, los investigadores examinaron si la sensación de invisibilidad afecta a la ansiedad social mediante la colocación de los participantes enfrente de una audiencia de extraños.

«Observamos que su ritmo cardíaco y el nivel de estrés auto-reportado durante la actuación era menor cuando inmediatamente antes habían experimentado la ilusión del cuerpo invisible, en comparación con cuando habían experimentado tener un cuerpo físico», dice Guterstam. «Estos resultados son interesantes porque muestran que la cualidad física percibida del cuerpo puede cambiar la forma en que nuestro cerebro procesa las señales sociales.»

Nuevas terapias

Los investigadores esperan que los resultados del estudio sean de utilidad para futuras investigaciones clínicas, por ejemplo, en el desarrollo de nuevas terapias para el trastorno de ansiedad social.

«Los estudios de seguimiento también deberían investigar si la sensación de invisibilidad afecta la toma de decisiones morales, para asegurar que el desarrollo de la invisibilidad no nos haga perder nuestro sentido del bien y el mal, como afirmaba Platón hace más de dos milenios», dice el investigador principal Henrik Ehrsson, profesor del Departamento de Neurociencias.

El anillo de Giges

La leyenda mitológica del Anillo de Giges narra la historia de Giges, un pastor que tras una tormenta y un terremoto encontró, en el fondo de un abismo, un caballo de bronce con un cuerpo sin vida en su interior. Este cuerpo tenía un anillo de oro y el pastor decidió quedarse con él. Lo que no sabía Giges es que era un anillo mágico, que cuando le daba la vuelta, le volvía invisible. En cuanto hubo comprobado estas propiedades del anillo, Giges lo usó para seducir a la reina y, con ayuda de ella, matar al rey, para apoderarse de su reino.

Glaucón (hermano de Platón) hace referencia a esta leyenda para ejemplificar su teoría de que todas las personas por naturaleza son injustas. Sólo son justas por miedo al castigo de la ley o por obtener algún beneficio por ese buen comportamiento. Si fuéramos «invisibles» a la ley como Giges con el anillo, seríamos injustos por nuestra naturaleza.

Este mito ha tenido gran influencia en la filosofía, ya que da a entender que el ser humano hace el bien hasta que puede hacer el mal cuando «se hace invisible», y puede acceder a cosas que no son suyas, con lo que llevado por esas circunstancias la persona se corrompe irremediablemente. Según este supuesto, la persona no sería libre.

Aunque El señor de los Anillos también habla de un anillo que hace invisible a su dueño, no está claro que Tolkien se inspirara en Platón para su historia.

Referencia bibliográfica:

Arvid Guterstam, Zakaryah Abdulkarim & Henrik Ehrsson: Illusory ownership of an invisible body reduces autonomic and subjective social anxiety responses. Scientific Reports (2015). DOI: 10.1038/srep09831

RedacciónT21

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