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Una tecnología ciega podría verse abocada a su fracaso social

Una tecnología ciega podría verse abocada a su fracaso social

Los tecnócratas, la tecnología –es decir, la tecnología como tal y las grandes corporaciones tecnológicas– así como la sociedad y la cultura en que actúa la tecnología, responden siempre necesariamente a una filosofía. Si la tecnología no quiere actuar desde la irresponsabilidad de caminar “ciegamente” en la historia, debe afrontar la responsabilidad de entrar en la reflexión metatecnológica y filosófica. ¿No sería mejor para la misma tecnología comprometerse organizadamente en hacer posible las filosofías para un mundo mejor? Esta semana, segundo debate sobre Tecnología, Sociedad y Cultura en la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión. Por Guillermo Armengol.

Una tecnología ciega podría verse abocada a su fracaso social

En el seminario Tecnología, sociedad y cultura, en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería, el pasado 18 de enero, se trató el tema “Filosofía de la tecnología” con la participación de José Luis González Quirós, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, José Luis de la Fuente O´Connor, ingeniero de Iberdrola y Profesor Titular en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de Madrid y Adolfo Castilla, del Instituto de la Ingeniería de España y profesor en la Universidad Antonio de Nebrija, presidiendo la sesión Luis García Pascual, Ex Vice-Rector de la Universidad Comillas y ex Director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería ICAI, Universidad Comillas. Algunas de las cuestiones a debatir pueden seguirse en el planteamiento de la cuestión en el documento marco propuesto para introducir la naturaleza de la “filosofía de la tecnología”.

El viernes 22 de febrero de 2008 este seminario proseguirá reflexionando sobre la tecnología en la misma dirección con el tema “tecnología y sociedad de la información”. Sesión en que intervienen Cristóbal Torres Albero, Catedrático de Sociología en la Universidad Autónoma de Madrid, Bernardo Villazán Gil, Presidente de Lucent Technologies para España y Portugal, contando de nuevo con la participación de Adolfo Castilla y de Luis García Pascual en la presidencia del acto. Nos referimos ahora a la “filosofía de la tecnología”.

La filosofía de la tecnología ¿Qué es? ¿Para qué sirve? ¿Por dónde comenzar? Si planteamos la pregunta por la filosofía de la tecnología parece que debemos comenzar precisando 1) qué es filosofía, 2) qué es tecnología y 3) qué es filosofía de la tecnología.

¿Qué es filosofía?

La filosofía es algo esencial en la vida humana, personal y social, hasta el punto de que todos buscamos vivir de acuerdo con una filosofía; a saber, con nuestra “filosofía” de la vida. Por ello la tecnología siempre es usada, juzgada y valorada por la sociedad desde ciertas filosofías. La misma tecnología se entiende a sí misma, es decir, su “sentido fundante” (de donde nace y qué la justifica natural, humana y socialmente) y su “sentido configurador” (sus efectos sobre la naturaleza, el hombre y la sociedad), en función de una filosofía.

No puede dejar dejar de ser así porque depende de algo esencial para nosotros. El hombre es un ser producido en el mundo que debe vivir racionalmente: hace su vida, se auto-realiza, construye su propia vida en función de una imagen de sí mismo y del mundo construida por su razón.

El hombre busca su verdad en el universo y responde en las cosmovisiones religiosas y en las cosmovisiones filosóficas. Las religiones son cosmovisiones nacidas de las vivencias y tradiciones humanas, individuales y grupales. Las filosofías son cosmovisiones o ideologías nacidas del ejercicio de la razón por la argumentación. Los hombres necesitan saber que obran con autenticidad; es decir, de acuerdo con su verdad última en el universo, de acuerdo con su religión o filosofía …

Incluso aquellos que parecen sin ideas, vacíos, incomprometidos filosófica, social y culturalmente viven en su interior una justificación filosófica de su forma de comportarse … Los sistemas políticos, democráticos, los sistemas jurídicos, la economía, la sociedad, los estados islámicos, los estados socialistas y marxistas … responden siempre también a una filosofía y son conscientes de ello … La filosofía está omnipresente y sus consecuencias son universales …

Filosofías de la tecnología

Los tecnócratas son seres humanos con creatividad, motivación, conciencia moral, necesidad de sentido y búsqueda de coherencia filosófica o religiosa en sus vidas. Conocer en profundidad las filosofías de la tecnología podría ayudar al tecnócrata, a la tecnología y a su gestión social a encontrar un mayor sentido, cohesión humana y eficacia social. ¿Qué filosofías de la tecnología deberían conocerse para enriquecer al tecnócrata y a la tecnología misma?

Existen de hecho diversas filosofías de la tecnología que no deben ser ignoradas por la tecnología. Pongamos algunos ejemplos: la tecnología en los grandes sistemas filosófico-religiosos presentes en la sociedad, la tecnología en filosofía del cristianismo, la tecnología en la filosofía del islam, la tecnología en la filosofía social-marxista, la tecnología en la filosofía de la modernidad-liberal.

La filosofía de la tecnología, por otra parte, ha sido también pensada por los grandes autores, bien en la tradición ingenieril, como Friedrich Dessauer o Mario Bunge, bien en la tradición de las humanidades filosóficas como José Ortega y Gasset y Martín Heidegger.

Filosofía de la tecnología en la modernidad liberal

Aunque es evidente que hay tecnócratas que entienden la tecnología desde una concepción cristiana de la vida y más evidente es todavía que la filosofía social-marxista y la filosofía islámica han influido y siguen influyendo en gran parte del mundo, la verdad es que en el mundo actual la filosofía de la tecnología más influyente es la que se deriva de la manera de entender al hombre y a la sociedad en la llamada “modernidad-liberal”. Los orígenes de esta filosofía están en el humanismo renacentista y en la ilustración; de ahí surgieron los primeros regímenes políticos constitucionalistas, después democráticos, así como su alianza posterior con el liberalismo de Adam Smith del siglo XVIII.

Debido a esta preponderancia de la tecnología frente a otras realidades, se desarrolla la tesis (filosófica y sociológica) del determinismo tecnológico, que subyace a toda la creación tecnológica de la modernidad-liberal, y que identifica “nueva y más tecnología” con “progreso social y humano”. Los cambios y el avance tecnológico se irán produciendo de forma inexorable, determinista, y no habrá posibilidad humana de interferir en ellos desde planteamientos ideológicos religiosos o filosóficos.

La búsqueda de la innovación se constituye en el pivote de la economía capitalista y global. La sociedad del riesgo se desarrolla como fruto de la misma. Es indudable que la filosofía de la modernidad liberal ha contribuido a que tanto tecnócratas como empresas tecnológicas se hayan dejado llevar ciegamente por el determinismo de los descubrimientos y del mercado, sin reflexionar seriamente sobre la metatecnología y la filosofía implicada en la misma tecnología.

La filosofía del tecnócrata

Una cosa es el tecnócrata como individuo y otra las grandes corporaciones tecnológicas. Los tecnócratas son seres humanos con una inevitable filosofía. Hay puros tecnócratas de la modernidad liberal. Hay tecnócratas marxistas, islámicos, cristianos … La acción tecnológica como tal depende de la acción de los tecnócratas. Pero, la gestión de la tecnología en las grandes corporaciones, ¿es consciente de la filosofía de los tecnócratas que la condicionan? Hay tecnócratas religiosos, ateos, marxistas, islámicos, cristianos … Pero en las sociedades occidentales domina, como hemos dicho, la idea de una tecnocracia fundada en la extensión e influencia de la filosofía de la modernidad-liberal …

¿Qué es la tecnocracia? Hay una definición estricta: “la ascensión al poder por parte de quienes detentan conocimientos técnicos en detrimento del poder de los políticos” (Meynaud). Una definición amplia sería: “una forma de gobierno en las que las decisiones esenciales se fundarían exclusivamente sobre consideraciones técnicas… el gobierno científico de las sociedades… un régimen en el que los actos del poder expresan una voluntad de racionalización absoluta de los mecanismos sociales” (Gournay).

Los orígenes más cercanos del movimiento tecnocrático se encuentra en Saint-Simon y los saint-simonianos, considerados “apóstoles de la religión de la industria”. Saint-Simon pensaba que la nueva sociedad científico-industrial (que superaba a la teológico-militar del feudalismo) debía estar regida por los ingenieros y científicos: los industriales.

Aquí es donde cobra sentido la frase de Saint-Simon: “Sustituyamos el gobierno de las personas, por la administración de las cosas”. La filosofía del tecnócrata liberal sería así la pura praxis y la carencia de filosofía …

Esta circunstancia hizo que surgiera un nuevo tipo humano, para quién la actitud filosófica básica era la búsqueda de la racionalidad, la eficiencia o la economía de medios para determinados fines: surgía el ingeniero como profesional des-ideologizado.

La tecnocracia aparece cuando esa filosofía básica del tecnócrata se extrapola al conjunto de la sociedad (incluida la esfera de la política) y el desarrollo tecnológico no tiene en cuenta más que esa actitud eminentemente práctica y no hace una reflexión metatecnológica de fondo.

¿Es consciente la gestión tecnológica de que está condicionada por una clase tecnocrática dominada por la filosofía de la pura praxis utilitarista de la modernidad-liberal? ¿Sabe situarse en el conjunto de filosofías presentes en la cultura, la sociedad y la polìtica? La verdad es que parece que ni los tecnócratas ni las grandes corporaciones suelen ser conscientes de la filosofía que da sentido a sus actuaciones. Por ello parecen caminar “ciegamente” en la historia a impulso del determinismo de los avances tecnológicos y del mercado.

La tecnología depende de la cultura

Los tecnócratas no deben olvidar que su filosofía debe tener en cuenta la filosofía de la cultura en la que ellos innovan, puesto que son, por así decir, los sociólogos-ingenieros (Callon) que al diseñar la tecnología están diseñando al mismo tiempo un tipo definido de sociedad. La tecnología nace de la cultura, influye sobre la cultura y recibe un feedback de sus efectos sobre la cultura.

La sociedad y su cultura condicionan, pues, la tecnología que se produce, la tecnología que se consume y la reacción social frente a la tecnología. Consideremos algunas situaciones en que la tecnología se ha visto o podría verse condicionada por la filosofía presente en las culturas.

1. En la Alemania nazi una poderosa filosofía impuesta a la sociedad organizó una densa trama de investigadores forzados a producir tecnología orientada a dudosos fines morales que acabó en los tribunales internacionales …

2. En la Unión Soviética la filosofía marxista dominaba la sociedad imponiendo un sistema educativo, científico, tecnológico, de economía centralizada que anulaba la creatividad, la motivación-estímulo de los tecnócratas, y que acabó desmoronando por completo los proyectos tecnológicos existentes …

3. La filosofía que tomó forma en Europa y América con la modernidad-liberal produjo un tipo de sociedad que alentó el más impresionante movimiento de libertad y la creatividad en ciencia y tecnología de la historia …

4. La tecnología militar producida en la Unión Soviética y en América no hubiera podido avanzar sin un poderoso sistema de motivación ideológica que presionaba continuamente sobre los científicos y tecnócratas …

5. Si la Unión Soviética hubiera triunfado en su confrontación con Occidente y hubiera impuesto su filosofía del hombre y de la sociedad, ¿qué consecuencias hubiera tenido sobre la producción de ciencia, de tecnología y sobre la gestión social de la tecnología? ¿Dónde estaría la “tecnología” actual?

6. Si por falta de calidad en la gestión filosófica del orden internacional, las tensiones ideológicas en los tecnócratas produjeran una fuga de tecnologías sensibles hacia el dominio del terrorismo, ¿no podría entrar en convulsiones profundas el orden de la modernidad que ha creado la tecnología en Occidente?

Estas situaciones, y otras muchas similares, muestran cómo la tecnología depende de los sistemas filosóficos que dominan la cultura. ¿Tiene sentido una tecnología “ciega” que viva al margen de los sentidos y las motivaciones filosóficas de la sociedad?

La tecnología como tal tiene también su filosofía

Los tecnócratas como individuos tienen su filosofía: modernidad, marxismo, islamismo … Pero, ¿tiene la “tecnología” como tal su “filosofía”? ¿Las corporaciones tecnológicas tienen su filosofía? Todo parece indicar que sí. Así, las tecnologías responderán a la filosofía de su momento cultural: habrá tecnología de la modernidad, marxista, islámica …

La tecnología depende, pues, de las “filosofías” y necesita ser consciente de ello. Si quiere saber qué, cómo y por qué actúa de un cierto modo, parece necesario que cada tecnología se pregunte desde qué filosofía propia se está construyendo en su contexto cultural concreto…

Por tanto, ¿en qué filosofía está hoy globalmente la tecnología del mundo occidental? Al parecer responde, como hemos dicho, a la tecnocracia propia de la filosofía de la modernidad-liberal … Pero, ¿qué principios tiene la “filosofía” de la modernidad?

1. La filosofía de la modernidad consiste en considerar que la sociedad tiene múltiples filosofías y que la “filosofía de la convivencia” debe ser neutra ideológicamente. Su filosofía es, pues, que la sociedad (y la tecnología) no tiene “filosofía” sino reglas de convivencia (y de gestión tecnológica)…

2. La regla fundamental es la libertad, el liberalismo: libertad de conocimiento, de técnica y de empresa. La ley de la oferta y la demanda hará que prospere sólo cuanto sea útil para la sociedad. Se crea así el marco para la “creatividad burguesa” protegida por un estado filosóficamente neutro …

3. La acción tecnológica es la aplicación del conocimiento a la utilidad social. Por ello, dentro de la filosofía de la modernidad, se ha aplicado a responder las demandas naturales existentes, o a crearlas arficialmente, o a responder a las demandas empresariales orientadas a la producción, al beneficio y al crecimiento… En todo esto existe una dinámica determinista inevitable.

4. El estado mínimo y neutro de la modernidad induce así una acción tecnológica filosóficamente neutra que se mueve por la lógica de la utilidad-beneficio. El resultado es la tecnocracia: una sociedad cuya filosofía son “reglas utilitaristas”, con gran “actividad creativa” justificada por el ensayo-error, pero sin “norte filosófico”…

La marcha “ciega” de las corporaciones tecnológicas

La tecnología depende, pues, de su propia filosofía … Si ésta es la filosofía de la modernidad, ¿qué consecuencias produce esto en la acción de las grandes corporaciones tecnológicas? La “filosofía tecnocrática” –derivada de la modernidad-liberal– produce ciertas consecuencias inevitables de la acción tecnológica:

1. Es tecnología “ciega” a las necesidades naturales profundas: si no tiene “filosofía” su único criterio es el “tanteo” por oferta-demanda, ensayo-error y beneficio.

2. No recibe orientación filosófica del estado de la modernidad: éste es neutro y no puede orientar porque su única “filosofía” es que la tecnología misma, por tanteo, encuentre qué es beneficioso para la sociedad.

3. Tiende a crear las necesidades artificialmente y controlar la sociedad: ciega a las necesidades profundas, tiende a crear la demanda y controlar la sociedad, por una dinámica utilitarista.

4. Pierde cohesión e integración social: la sociedad acaba por darse cuenta de la situación, se siente entonces atada por el consumo, incomprendida en sus deseos profundos y dominada.

5. La tecnología es objeto de crítica creciente: de parte de la filosofía política, de la sociedad, de las religiones… Se ve a la tecnología como un macropoder insensible a la pobreza, la justicia, la libertad, la solidaridad …

6. Crea una mala conciencia creciente en el tecnócrata y en las corporaciones: se produce la “mala conciencia” de estar usando un poder descomunal pero sin “filosofía profunda”, por puro utilitarismo …

7. Por ello, reacciona con un cierto atraso histórico intentando promover los llamados “códigos de buena conducta”, o la “sostenibilidad” y la beneficencia compensatoria por la Responsabilidad Social Corporativa.

¿Qué dice la “filosofía de la tecnología” a la “tecnología”?

Le dice … que debe abrirse al conocimiento de las grandes filosofías de la tecnología para enriquecerse; de la “filosofía” profunda de los tecnócratas que hacen tecnología; del condicionamiento envolvente de las filosofías presentes en las culturas; de la “filosofía” de hecho está siendo aplicada con “ceguera” por las corporaciones tecnológicas. La “filosofía de la tecnología” nos hace conocer, pues, el ámbito filosófico envolvente que hace nacer, constituye y condiciona inevitablemente la acción tecnológica, con el objetivo de saber moverse conscientemente en él.

La tecnología está envuelta y condicionada por la filosofía. ¿Debe la filosofía ignorar o comprometerse con lo filosófico? Si debe comprometerse, ¿cómo? ¿qué quiere decir “comprometerse”? La tecnología está de hecho envuelta en la trama filosófica de la historia …

Si dependen de ella … ¿qué deben hacer el tecnócrata y la tecnología ante la filosofía? Veamos una situación similar: la tecnología depende de la ciencia, ¿qué hace? Se compromete en producir ciencia y en investigar cómo diseñar tecnologías. En concreto: se compromete con el mundo universitario en programas I + D para avanzar el conocimiento hacia una mejor ciencia y mejor tecnología. Por tanto, ¿qué debería hacer la tecnología para obrar con la filosofía como lo hace con la ciencia?

¿Qué debería hacer y no hacer la tecnología?

Parece que no debería hacer lo siguiente:

1) Dirigir “tecnocráticamente” la historia: ésta es obra del hombre, de la sociedad, de la política y de la economía. 2) Controlar la “filosofía” de los tecnócratas: ésta es libre y personal. 3) Identificarse con una “filosofía exclusiva” o con alguna filosofía presente en la sociedad (liberalismo, marxismo, cristianismo, islamismo …). 4) Identificar tecnología con filosofía, ya que la tecnología como tal es neutra, aunque pueda y deba armonizarse con diversas “filosofías de la tecnología” posibles. 5) Encapsularse en la tecnocracia e inhibirse de lo filosófico, prosiguiendo un caminar “ciego”.

Parece, en cambio, que debería responder a estos criterios:

1) Comprometerse con la tarea filosófica de la humanidad: el potencial intelectual de los tecnócratas y financiero de las corporaciones tecnológicas no debe aislarse de la inquietud universal por lo filosófico, ideológico, político, por la libertad, la pobreza, la justicia, la solidaridad. Debe asumir su responsabilidad y compromiso humano universal de forma apropiada.

2) Fomentar la filosofía de los tecnócratas para que construyan como personas
libres “su” filosofía y para que se motive el nivel cualitativo ético-moral de su actuación tecnológica personal.

3) Fomentar en la sociedad la producción libre y diversificada de filosofías y el diálogo social, político, cultural y económico entre ellas.

4) Fomentar las “filosofías de la tecnología”, conectadas con estas filosofías,
de tal manera que la acción tecnológica se justifique y se motive con sentido natural, biológico, humano y social.

5) Organizar el diseño de estrategias de actuación personal, corporativa e intercorporativa para alcanzar socialmente estos objetivos y contribuir al progreso humano poniendo en juego la capacidad y poder de los tecnócratas y de las corporaciones tecnológicas.

Estrategias de las grandes corporaciones tecnológicas

Terminamos con algunas propuestas para una estrategia filosófica de las corporaciones tecnológicas, ya que la tecnología debería ser actor protagonista de las grandes inquietudes de la historia … Podrían, pues, someterse a discusión algunas estrategias filosóficas de las corporaciones tecnológicas:

1) Fomentar –mediante la creación de una cultura filosófica y ético-social– la conciencia de que la tecnología (conocimiento, técnica, gestión) tiene la responsabilidad de convertirse en protagonista independiente comprometido con la historia humana …

2) Organizar la implementación de los medios necesarios para impulsar esta conciencia entre dirigentes y tecnócratas en el marco ético social de los códigos de conducta y compromisos sociales.

3) Impulsar la creación de asociaciones diversificadas y plurales de grandes
corporaciones tecnológicas que, garantizando la neutralidad, financien institutos demoscópicos y de investigación que se conviertan en observatorios sociales y productores cualificados, independientes y creativos de “filosofías” y “filosofías de la tecnología”.

4) Coordinar con estos institutos las corporaciones de tipo medio para difundir en cadena propuestas e ideas enriquecedoras…

5) Inundar la sociedad de una proliferación diversificada y neutra (en sentido de Feyerabend) de ideas serias y bien diseñadas para ser discutidas y contribuir a resolver los problemas sociales …

Conclusión: la tecnología ante la historia

La historia humana de los últimos siglos está llena de guerras y dramáticas convulsiones sociales de todo tipo. En la actualidad el avance de la humanidad ha resuelto problemas y ampliado el bienestar. Esto ha pasado en el Primer Mundo, pero los beneficios han llegado también al Segundo y Tercer Mundo. Pero el hambre, la pobreza persistente, la demografía, el terrorismo, las guerras continuas y otros problemas oscurecen la marcha de la humanidad en la historia.

Pensemos que la humanidad entrara en un futuro tiempo de convulsiones…

Imaginemos como juzgaríamos el mundo tecnológico si hubiera permanecido ciego, guiado sólo por la tecnocracia y la pura lógica del tanteo utilitarista. Sin participar como protagonista destacado, sin aportar soporte financiero para crear ideas para la resolución de los dramáticos problemas del mundo.

Imaginemos, al contrario que el futuro no fuera de convulsión porque el esfuerzo de reflexión, en que hubiera participado con destacado protagonismo el mundo de la tecnología, hubiera permitido una evolución hacia la paz, la justicia y la solidaridad.

¿No sería esto mejor para la misma prosperidad de la tecnología? Incluso desde un punto de vista utilitarista, ¿no sería mejor para la misma tecnología comprometerse organizadamente en hacer posible las filosofías para un mundo mejor?

Artículo elaborado por Guillermo Armengol, de acuerdo con el documento marco sometido a reflexión en la segunda sesión del seminario “Tecnología, Sociedad y Cultura” en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad Comillas.

Guillermo Armengol

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