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Un estudio científico encuentra relación causa-efecto entre el Proyecto castor y los terremotos

Un análisis científico relaciona la secuencia de terremotos en el área de la plataforma Castor, frente a las costas de Castellón, con la inyección de gas en las rocas bajo el fondo marino del campo petrolífero de Amposta, ya agotado. Esta inyección era una de las primeras pruebas del Proyecto Castor, que planeaba almacenar una gran reserva subterránea estratégica de gas natural. Los cálculos indican que, al aumentar la presión por la inyección de gas, pudo reducirse la fricción en fracturas en las rocas (fallas) relativamente pequeñas que ya existían en las proximidades del punto de inyección. Eso probablemente favoreció que los bloques de roca se moviesen bruscamente unos con respecto a otros a favor de estas fallas, produciendo los terremotos. El geólogo Álvaro González, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragozam es uno de los coautores de la investigación, en la que han participado expertos del Centro Alemán de Ciencias de la Tierra, de las universidades de Potsdam (Alemania) y Complutense de Madrid, así como del Instituto de Geociencias (Madrid) y del Observatorio del Ebro (Roquetes, Tarragona). El estudio muestra que la secuencia estuvo compuesta por algo más de mil terremotos, el doble de los inicialmente localizados, con magnitudes de hasta 4,3. Los de mayor magnitud se originaron a escasos kilómetros de distancia del lugar de inyección, y a profundidades anómalamente pequeñas (1 a 3 kilómetros bajo el nivel del mar), similares a la profundidad del punto de inyección en el sondeo (unos 2 kilómetros bajo el nivel del mar). La relación causal entre la inyección de gas y los terremotos está apoyada por la estrecha coincidencia temporal y espacial de la secuencia analizada con las operaciones de inyección. Ciertas propiedades estadísticas de la secuencia también cambiaron después de que la inyección finalizase. El almacén subterráneo de Amposta está sellado por una gran falla geológica (la Falla de Amposta), que hace de barrera impermeable. Las fallas donde se originaron los terremotos están orientadas de forma contraria a la principal, que no generó ninguno de los terremotos mayores. La inyección tuvo que ser detenida a mediados de septiembre, puesto que los mayores terremotos fueron sentidos por la población. En las proximidades se habían registrado terremotos naturales más pequeños (de hasta magnitud 3.3) antes de las operaciones. La investigación ha sido posible gracias a los datos obtenidos por dos estaciones sísmicas del Observatorio del Ebro, que fueron diseñadas para monitorizar los posibles terremotos relacionados con el Proyecto Castor, y financiadas por Escal-UGS, la compañía responsable de éste.

RedacciónT21